domingo, 20 de septiembre de 2009

Sin mancha... ni arruga

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Es a veces desapercibido el hecho de que pecamos constantemente, y lo damos por descontado. Hacemos caso omiso de las cosas que hacemos o decimos, o si hemos ofendido a alguien, o pasamos de largo hiriendo con las palabras. Nos levantamos en nuestro orgullo, pensando que somos mejores que nadie, y vemos al del lado por encima del hombro. Y al final de nuestro día, nos acostamos tan tranquilamente como si nada hubiera pasado.

Mujeres de Dios, eso queremos llegar a ser. Tener un corazón agradable a El, y poder ser sensibles a su voz. Eso es lo que nuestra boca predica muchas veces, pero, ¿qué pasa con nuestros actos? y al final de la jornada... ¿Por qué Dios no nos escucha?

Hay una tendencia moderna de que el pecado se obvia, se elimina. Si somos salvas, todo está bien y podemos seguir una vida, aunque en nuestras charlas reina la maledicencia, o el chisme. Y por qué no hablar de la envidia, o los celos. Y dejamos crecer en nuestro corazón todas esas malas hierbas que hacen difícil, casi imposible que Dios entré a pasear por nuestro jardin interior.

Que tener relaciones sexuales, fuera del matrimonio es tan usual. Le hemos quitado al pecado el nombre y le hemos puesto conveniencia. Si todos lo hacen, está bien, sigamos nosotros al rebaño y hagámoslo también. Una mentira puede tener varios colores, y depende el color, pueden ser de negro... pasando por una gama, y la oferta del día ¡Hay mentiras blancas!

Alto. Reaccionemos. Una mentira, es una mentira, no importa que color se le adjudique. Tener relaciones fuera del matrimonio es fornicación. Existe y siempre habrá un nombre para cada pecado. Y el pecado nos aleja de Dios.

Que si un embrión a las tantas semanas de concebido aun no tiene espíritu. Y entonces matémosle porque es una molestia en nuestra relación. Se nos acaba la vida si tenemos un hijo. La verdad, la vida es la vida, y el niño es niño desde el momento en que el espermatozoide se une al óvulo, y el pecado se llama asesinato. No importa en que semana, en que día de la gestación se realizó. Es un crimen. Se llama aborto.

Es lamentable como hacemos cosas en nuestra vida que son atrocidades a los ojos de Dios. Y nos levantamos, nos lavamos las manos y seguimos adelante. Esconder nuestros pecados, a los ojos del mundo es fácil. Pero delante de Dios todas las cosas quedan al descubierto. Es así, y a pesar de lo despreciables que pueden ser nuestros actos, que aún así, Dios nos ha dicho que si volvemos del lugar donde pecamos y volvemos nuestros ojos a El, el limpiara nuestros pecados, no importan si son tan rojos como la grana, y nos volverá blancos como la nieve. (Isaías 1:18) No hay amor más grande, no hay misericordia más hermosa.

Dios quiere una novia sin mancha, ni arruga (su iglesia). Dios quiere que seamos de acuerdo a su semejanza. Es bueno incluir de manera constante una autointrospección. Veámonos a través del cristal con que Dios nos observa. Seamos sinceras con nosotras mismas, y si al final del balance, encontramos con que hay demasiadas manchas y arrugas en nuestras vidas, tengamos la confianza de que si nos acercamos a Dios, no importa cual sea nuestras circunstancias, su amor inmenso siempre será suficiente para limpiarnos, para edificarnos y levantarnos de nuevo.

Esto requiere de nosotras humildad, y arrepentimiento (apartarnos de lo malo y no volver a hacerlo, quitar la maldad de nuestras obras y nuestro corazón). Y entonces podremos preparar el jardin de nuestro corazón, para que Dios siembre sus flores en él, para que pueda pasearse y deleitarse en nosotras, y nuestra voz sea de nuevo escuchada, a cada momento.

El que encubre sus pecados, no prosperará:
Mas el que los confiesa y se aparta,
alcanzará misericordia.
(Proverbios 28:13)RV