Dios nos ha dotado de talento. Creatividad sin límite. Somos hechas a su imagen y semejanza, eso implica, que podemos alcanzar alturas insospechadas. Si tenemos la paciencia, y el amor para forjar vidas. Si tenemos la dedicación y la habilidad para preparar un manjar. Si podemos, con sutileza y sumo cuidado plantar y cosechar hermosas flores en el jardín. Y nos fue dada la capacidad de mantener un hogar en perfecto orden y armonía. Podemos también, ser capaces de soñar los más hermosos sueños y convertirlos en realidad.
Este mundo ha limitado a la mujer a ser considerada como un mero objeto decorativo. Nos han arrinconado en el lugar de la mejor y perfecta administradora del hogar. Generacionalmente han vetado la idea de que una mujer puede llegar a ser una gran intelectual o una gran estudiosa. Y sin embargo, cuando esto sucede, cuando una mujer se distingue, lo hace de la manera más exitosa, y logra resultados sorprendentes en cada paso que se da. Muchas mujeres que decidieron escribir una historia diferente, decidieron dar un paso más. Se dieron cuenta que su set básico era demasiado limitado para sus ansias de crecer y salieron del límite de la mediocridad para ser escritas en la eternidad.
Es tan importante, no importa la edad, o el bagaje cultural que tengamos. No importa si nacimos de una cuna humilde o de un hogar acomodado. No debemos tener en cuenta nuestras limitaciones, sino visualizar nuestras fortalezas. No importa a qué edad decidamos escribir un libro. O pintar un cuadro. O seguir estudiando la carrera universitaria que tanto anhelamos. No nos detengamos al observar las debilidades que otros nos dicen que tenemos, sino creámosle al Dios de los cielos, que ha dicho, que fuimos creadas a su imagen y semejanza.
Y enseñemos a las nuevas generaciones de mujeres, que tienen un destino dado por Dios. Que el futuro no se limita simplemente a acomodarse en una posición de sentarse en el sofá esperando a que la provisión llegue a sus manos, sino a esforzarse para poder alcanzar no solo un crecimiento meramente económico, sino una realización personal, a llenar ese lugar para el cual fuimos creadas. A no dejarnos llevar por la corriente, y ser como dicen que somos.
A que los valores y principios que se añadan a nosotros no sean negativos. Es necesario ya, abolir la idea de la mujer rencillosa, metida en vida de otros. Es necesario cortar de raíz la flojera de pasar sentada frente a un televisor viendo la telenovela, llorando por un drama que ni es cierto y que no nos pertenece. Es urgente que cortemos el chisme y la murmuración de nuestros labios, que ocupemos nuestras mentes y seamos dignas hijas de un Rey Celestial. Que como dice la Palabra, "nuestras generaciones se levanten y nos llamen bienaventuradas" (Proverbios 31:28).
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