Somos seres sensibles, que necesitan de constante estímulo afectivo para seguir adelante. Esa es la naturaleza de toda mujer, como dice la palabra somos "vasos frágiles". Necesitamos cuidado, atención, y esa necesidad es inherente a nuestro género, somos femeninas, delicadas... aunque también tenemos nuestra faceta de valentía y valor, siempre necesitaremos buscar un refugio en momentos difíciles.
La vida diaria conlleva un stress normal, una tensión, hagamos lo que hagamos, nos encontremos en el lugar que nos encontremos. Ya sea dirigiendo una empresa, dirigiendo un hogar, enseñando a niños, cuidando ancianos, fungiendo el papel que Dios nos ha asignado, ahi estamos desempeñando una labor, que genera un cierto desgaste. Si sumamos a esto, muchas veces la falta de organización en nuestras vidas, todo se va convirtiendo en un torbellino que va poniendo carga sobre carga. Esto se traduce en una vida que va al ritmo impuesto por una situación difícil, y nunca encontraremos paz.
Nuestras relaciones se ven afectadas, no podemos respirar el mismo aire que nuestra pareja, aunque hacemos un esfuerzo por mantenernos en paz. Nuestros hijos resienten las palabras duras que salen de nuestra boca.
Las relaciones de pareja se ven interrumpidas, con eternas excusas. La autoestima muchas veces baja tanto que el descuido personal se hace evidente. Evitamos entregarnos amorosamente a nuestra pareja. Damos vueltas y vueltas alrededor del asunto y preferimos cerrar nuestro corazón, nuestro pensamiento, y el diálogo se corta. La relación empieza a entrar en crisis. Y de pronto se crean abismos entre la persona que un día amamos con tanta fuerza y nosotras.
Los ambientes de trabajo se vuelven hostiles, y en lugar de estar disfrutando lo que hacemos pensamos que el ir a trabajar es una carga, un castigo, una tortura impuesta. Es aquí cuando empezamos a buscar diferentes refugios para nuestras vidas. Algunas personas encuentran ese refugio en el dinero, van tras las compras, la ambición de tener más, el dinero es lo único que "temporalmente" les proporciona cierto descanso a sus atribuladas vidas. Mientras más tenemos, nos da la "sensación" que mejor nos sentimos.
Los vicios son otro tipo de refugio que encontramos cuando nos sentimos desvalorizadas. Fumar, beber, y en un extremo la ingestión de sustancias que ponen en peligro nuestras vidas y las vidas de quienes amamos. Nos aferramos a lo que genera, como ya dije anteriormente un placer "temporal", lo que nos da un cierto respiro en el caminar, como decía mi abuela "en este valle de lágrimas".
El sentimiento de falta de saciedad de un espíritu vacío, el anhelo de una persona que no está centrada en lo que quiere y anhela más, la carga de una vida llena de problemas y dificultades. La insatisfacción. Llevan a otro de los refugios comúnmente buscados: una tercera persona en una relación.
Y como ejemplo final, la comida. El abuso de la comida para satisfacer la ansiedad que nos genera el no tener una vida normal. Mujeres que van ganando libras conforme se van refugiando en lo que parece ser la solución a todos los problemas, sin percatarse que la comida en exceso lo único que genera es obesidad y muchos transtornos de salud.
He enumerado los refugios más importantes que a mi parecer, son los que buscamos al sentirnos insatisfechas con nuestras vidas. El término "soñar" no se aplica a quienes viven una situación así. Mucho menos la "ilusión por una vida mejor". El vidrio de sus gafas está empañado y no se ve más que mediante un velo gris. La vida no puede ser mejor, tal vez peor, eso sí. Sin embargo, esta es la mayor mentira existente. Las cosas "sí" pueden cambiar. Lo que sucede es que estamos buscando el refugio incorrecto, estamos yendo como dice la palabra a buscar nuestra agua en "cisternas rotas que no contienen agua" (Jeremías 2:13) en lugar de ir al refugio seguro...
Sí, existe un refugio seguro, un lugar que no proporciona un alivio "temporal". Existen dos brazos abiertos de par en par, para recibirnos cada vez que estamos heridas y en donde podemos poner nuestras cargas. Existe un Dios todopoderoso a quien nos podemos dirigir diariamente, para dejar en el nuestras ansiedades, y dejar que su presencia y su poder llenen todos esos espacios vacíos que tenemos dentro. Nos han enseñado la presencia de un Dios alejado, nos han enseñado mal. Hemos aprendido que Dios solo se ocupa de los "asuntos grandes", sin darnos cuenta que él está ahi esperando por nosotras, listo su oído a escucharnos, presto su corazón a ayudarnos.
¿Cómo encontrar el camino para ese refugio? Acercándonos a él diariamente. No con oraciones hechas o preestablecidas. Quince minutos al levantarnos, media hora, una hora... o antes de irnos a la cama, o en medio de algun break que tengamos. Llegar a sus brazos mediante una oración íntima, hablarle de nuestros problemas, de lo que agobia nuestras almas. Explicarle lo que nos asusta, poner sobre la mesa todas las cartas de nuestra vida y dejar que El se haga cargo.
Buenas noticias para todas nosotras. ¡Si se puede soñar! a pesar de todo, ¡Si se puede ver la vida con ilusión!, nuestro refugio seguro es el Señor, Dios todopoderoso. Refugiémonos en él y nos daremos cuenta de que poco a poco todas nuestras situaciones van siendo transformadas, nuestras vidas irán siendo cambiadas y lograremos alcanzar todo lo que jamás pensamos que sería posible.
Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza,
Por eso, no temeremos
aunque se desmorone la tierra
y las montañas se hundan en el fondo del mar.
(Salmo 46:1-2)
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